Hola tanto tiempo he vuelto después de una larga ... larga ausencia que no me acuerdo de cuanto tiempo fue, pero para mi fue eternaaaa =S
extrañaba su compañía siempre me pone de muy buen humor pasar por sus blogs.
Pero se estaba terminando el semestre y si a eso le sumamos el trabajo, como que la cosa se me complico un poco para actualizar este pequeño pedacito de mi.
dentro de poco empezaran mis vacaciones de la universidad, así que estaré mas seguido por acá, ya me pondré de apoco al día.
muchas gracias a las personas, que han decidido seguirme, ya estaré dandome una vueltita por sus blogs.
A mis fieles seguidoras iré a visitarlas, para ver que a sucedido en mi ausencia !!
Acá les dejo unos consejos útiles de Caroline Bingley de como ser una buena dama.
Creo que de alguna manera nuestra querida Jane Austen puso en esta parte, como veía ella a las damas de su época y podemos percibir como se instruían y lo que esperaba la sociedad de ellas.
Les mando un beso grande a todos !!
Gracias por visitar Jane Austen y sus libros.
–Me asombra –dijo Bingley– que las jóvenes tengan tanta paciencia para aprender tanto, y lleguen a ser tan perfectas como lo son todas.
–¡Todas las jóvenes perfectas! Mi querido Charles, ¿qué dices?
–Sí, todas. Todas pintan, forran biombos y hacen bolsitas de malla. No conozco a ninguna que no sepa hacer todas estas cosas, y nunca he oído hablar de una damita por primera vez sin que se me informara de que era perfecta.
–Tu lista de lo que abarcan comúnmente esas perfecciones –dijo Darcy– tiene mucho de verdad. El adjetivo se aplica a mujeres cuyos conocimientos no son otros que hacer bolsos de malla o forrar biombos. Pero disto mucho de estar de acuerdo contigo en lo que se refiere a tu estimación de las damas en general. De todas las que he conocido, no puedo alardear de conocer más que a una media docena que sean realmente perfectas.
–Ni yo, desde luego–dijo la señorita Bingley.
–Entonces observó Elizabeth –debe ser que su concepto de la mujer perfecta es muy exigente.
–Sí, es muy exigente.
–¡Oh, desde luego! exclamó su fiel colaboradora–.Nadie puede estimarse realmente perfecto si no sobrepasa en mucho lo que se encuentra normalmente. Una mujer debe tener un conocimiento profundo de música, canto, dibujo, baile y lenguas modernas. Y además de todo esto, debe poseer un algo especial en su aire y manera de andar, en el tono de su voz, en su trato y modo de expresarse; pues de lo contrario no merecería el calificativo más que a medias.
–Debe poseer todo esto–agregó Darcy–y a ello hay que añadir algo más sustancial en el desarrollo de su inteligencia por medio de abundantes lecturas.
–No me sorprende ahora que conozca sólo a seis mujeres perfectas. Lo que me extraña es que conozca a alguna.
–¿Tan severa es usted con su propio sexo que duda de que esto sea posible?
–Yo nunca he visto una mujer así. Nunca he visto tanta capacidad, tanto gusto, tanta aplicación y tanta elegancia juntas como usted describe.